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Peace to us for our dreams

Abismo, infierno, naufragio, caída o nada.

Aunque Dios existiera, esto no cambiaría.

Es necesario que el hombre se encuentre a sí mismo

y llegue a la convicción de que nada

puede salvarlo de su “yo” interior.

 

 

Sarunas Bartas, director y actor lituano, tras sus tres últimos estrenos - “Indígena de Eurasia” (2005), “Seven Invisible Men” (2004) y “Visiones de Europa” (2000)-, presenta “Peace to us for our dreams”, su reflexión sobre las inquietudes y preocupaciones existencialistas del ser humano.

 

Una joven violinista en profunda crisis profesional y personal, su pareja, un viudo sumergido en la tristeza y la añoranza (interpretado por el propio director), y su hija, envuelta en las dudas de la enigmática etapa de la adolescencia, deciden retirarse unos días de verano a su casa de campo. Este grupo componen el reparto junto con sus vecinos, una familia desestructurada compuesta por un alcohólico, su mujer depresiva y un adolescente curioso y colérico.

 

La película indaga los misterios de la naturaleza humana. Nuestro deseo de ser comprendidos, de hacer partícipes a los demás en nuestros íntimos sentimientos, con frecuencia fracasa, y junto con la incomprensión se nos devuelve además hostilidad. Aunque cruel, esta reacción no deja de ser razonable puesto que cada individuo tiene su propia y diferente sensibilidad y escala de valores ante lo que considera esencial.

 

Los recursos cinematográficos, con los que se nos trasmite la idea, utilizados durante toda la película, son de una sutileza y genialidad sorprendentes:

 

-La tranquilidad, la paz y la armonía de una manada de ciervos en el bosque se convierten en angustia y preocupación al escuchar, a lo lejos, el disparo de un cazador. Con este genial comienzo, Sarunas Bartas nos presenta uno de los temas principales del film: la fragilidad del bienestar, y predispone al espectador para la situación conflictiva que tendrá lugar entre los protagonistas.

 

-La violinista consigue desconcertar a un público aburguesado en un pequeño auditorio de Lituania, alterando con una improvisación, las últimas notas de una impecable composición de Beethoven. La ruptura del diálogo entre el violín y el piano es utilizada como un aviso al espectador sobre la ausencia de diálogos en la primera mitad del largometraje.

 

-Es destacable el uso magistral de la relación espacio/protagonistas. Se experimenta la reflexión interior de los personajes conectados de forma directa con belleza del paisaje. La naturaleza, capturada con hermosos planos contemplativos donde prevalece la simetría y el ritmo lento, conecta de forma extraordinaria con los problemas existencialistas que se plantean, generando humanidad en el paisaje y naturalismo en los personajes.

 

-Pájaros trazando una línea recta en el agua, el violento movimiento de las hojas de un árbol agitadas por una enfurecida brisa o la caída de unas gotas de lluvia sobre la superficie ondeante de un lago constituyen más metáforas sobre los sentimientos que van introduciéndose con destreza.

 

En contraste con las últimas del director, el plano secuencia no se apodera de la narrativa de esta película, permitiendo que sean las tomas fijas y breves las que cumplan con esta función.

 

“Peace to us for our dreams” presenta de forma visual el sufrimiento interior de la familia hasta que, en el último tramo de la película, el diálogo toma el mando de la representación enfatizando la importancia de su contenido y “despertando” al espectador de un sueño inducido por las imágenes oníricas y el ritmo contemplativo. (“Las palabras no son lo más importante, pero te permiten expresarte y escuchar lo que los demás tienen que decir”).

 

Tras haber escuchado los problemas de su familia, el personaje interpretado por Sarunas Bartas empeñará el papel de “psicólogo” para guiar al resto de los miembros por el proceso de recuperación.

 

¿Tienes a alguien con quien poder hablar?- le pregunta la joven adolescente a su amigo en la escena anterior a la que dispara a su padre con un fusil (el robado a los cazadores que hacen el disparo del comienzo). Descubrimos que la diferencia básica entre las dos familias, no es otra, que la distinta forma en la que los sentimientos son expresados.

 

“Nunca me hablas. Te limitas a decir que todo va bien. ¿Y entiendes por qué hago eso?”.  

El director lituano deja entrever la falta de necesidad de hablar sobre algunos temas, los que solo tienen cabida en la reflexión interna.

 

Sarunas Bartas perdió a su mujer, Katerina Golubeva, en el verano de 2011. Ahora vive con su nueva pareja y su hija, Ina Marija Bartaité, la actriz que interpreta a “la hija”.  Parece como si la necesidad de reflejar lo íntimo le hubiera llevado  a esa elección.

 

 “Se dice que la poesía, incluso de manera sobrentendida, se basa en el modo del “yo” aunque el “yo” del poema no sea jamás exactamente el verdadero ”yo” del que escribe. Estoy en el mismo caso al hablar del “yo” en mi película.”

Sarunas Bartas, entrevista realizada por Jean-Michel Frodon. 

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